Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.
El 19 de abril tuvimos una primera comunión en las Salesas. Inmaculada recibió por primera vez a Jesús en el Sacramento de la Eucaristía. El Dios hecho hombre que se ha entregado a Sí mismo en este sacramento quiso entregarse por primera vez a Inmaculada.
Es la ocasión para todos de acrecentar nuestra Fe en la Presencia Real de Jesucristo en la Comunión y meditar de qué manera le recibimos cuando comulgamos. ¿Fríos? ¿Distraídos? ¿Sin devoción? ¿Sin preparación? No olvidemos que la Comunión es el tesoro más grande que poseemos en esta tierra y que lo más importante para un cristiano es el amor de Jesús, que se manifiesta concretamente en el amor y respeto al Señor en el Sacramento del altar.