San Benito, capilla de Gricigliano |
Al contemplar a Dios comprendió la realidad del hombre y su misión. En la Regla califica la vida monástica de «escuela del servicio del Señor» (Prólogo 45) y pide a sus monjes que «nada se anteponga a la Obra de Dios» (43,3), es decir, al Oficio Divino o Liturgia de las Horas. Subraya sin embargo que la oración es, en primer lugar, un acto de escucha (Prólogo 9-11), que después debe traducirse en la acción concreta. «El Señor espera que respondamos diariamente con obras a sus santos consejos», afirma (Prólogo 35). De este modo, la vida del monje se convierte en una armonía fecunda entre acción y contemplación «para que en todo sea Dios glorificado» (57, 9). En contraste con una autorrealización fácil y egocéntrica, hoy exaltada con frecuencia, el primer e irrenunciable compromiso del discípulo de san Benito es la sincera búsqueda de Dios (58, 7) sobre el camino trazado por Cristo, humilde y obediente (5,13), el amor al que no debe anteponer nada (4, 21; 72, 11), y precisamente de este modo, en el servicio al otro, se convierte en hombre de servicio y de paz. En el ejercicio de la obediencia vivida con una fe animada por el amor (5,2), el monje conquista la humildad (5,1), a la que dedica todo un capítulo de la Regla (7). De este modo, el hombre se conforma cada vez más con Cristo y alcanza la auténtica autorrealización como criatura a imagen y semejanza de Dios.
Benedicto XVI, en la audiencia general del miércoles, 9 de Abril de 2008.
Primera semana de abril, avisos:
El martes, fiesta traslada de San Benito, patrono secundario del Instituto. (indulgencia plenaria a las condiciones habituales por asistencia a la misa de la Santa Cruz a las 20 hs.)
El jueves, adoración a las 9 y media de la tarde.El viernes, catecismo de adultos calle Magdalena a las 9 de la tarde.
El sábado, catecismo de primera comunión a las 10 de la mañana.