EL EJEMPLO DE JESUCRISTO TENTADO POR SATANÁS. (Dom Guéranger)
Cada domingo de Cuaresma ofrece como objeto principal una lectura de
los santos Evangelios, destinada a iniciar a los fieles en los
sentimientos que la Iglesia quiere inspirarnos durante el día. Hoy nos
da a meditar la tentación de Cristo en el desierto. No hay asunto más
adecuado para esclarecernos y fortalecernos que ese capital relato.
Somos pecadores, nos reconocemos y deseamos expiar nuestros pecados.
Pero ¿cómo caímos en el mal? Nos tentó el Demonio, y no rechazamos la
tentación. Pronto cedimos a la sugestión del adversario y se perpetró el
mal. Tal es nuestra historia en el pasado y tal sería en el porvenir si
no aprovechamos el ejemplo con que nos brinda hoy el Redentor.
Declarándonos el Apóstol la misericordia del consolador divino de los
hombres, insiste sobre las tentaciones que se dignó tolerar nuestro
Señor (Hebr., IV, 15 )Esa muestra de
abnegación sin límites no se nos ha negado y así contemplamos hoy la
paciencia adorable del Santo de los Santos; no tiene recelo ni asco en
dejarse se le acerque ese repulsivo enemigo de todo bien, para
enseñarnos como debemos triunfar de él.
Satanás ha vislumbrado con sobresalto la
santidad incomparable de Jesús. Las maravillas de su nacimiento, los
pastores convocados por los Angeles ante el pesebre, los Magos llegados
de Oriente, al señuelo de una estrella; la protección que ha sustraído
al Niño del furor de Herodes; el testimonio de Juan Bautista dado a
favor del nuevo Profeta; todo este conjunto de hechos contrasta y choca
de modo tan extraño con la humildad, la oscuridad de los treinta
primeros años del Nazareno, que despierta los recelos de la serpiente
infernal. El misterio de la Encarnación se llevó a cabo lejos de sus
miradas sacrilegas; ignora que María es la Virgen anunciada por Isaías
como madre del Emmanuel (Isaías, VII, 14.).
Pero se han cumplido los tiempos y la última semana de Daniel ha
iniciado su carrera, el mismo mundo pagano aguarda de la Judea un
libertador y sabe todo esto el demonio. En su perplejidad osa acercarse a
Jesús, esperando poder en el curso de la conversación sacar de él
alguna nueva. ¿Es o no es el Hijo de Dios? Ahí está el problema. Acaso,
acaso, podrá hacerle caer en alguna flaqueza; el hecho de saber si es un
hombre como los demás, le tranquiliza.
PROCEDER DE CRISTO.—
El enemigo de Dios o de los hombres había de quedar burlado de sus
esperanzas. Se allega al Redentor, pero todos sus astutos esfuerzos se
truecan en propia confusión con la sencillez candorosa y la majestad del
justo, Jesús rechaza todas las embestidas de Satanás pero no da a
conocer su origen celestial. Aléjase el Angel perverso sin haber sacando
en limpio de Jesús, que era un Profeta fiel al Señor. Bien pronto
cuando sea testigo de los desprecios, calumnias y persecuciones que
lleven sobre la cabeza del Hijo del Hombre, cuando sus esfuerzos para
perderle parezcan salirle sorprendentemente bien, se cegará más y más en
su orgullo. Cuando Jesús saturado de oprobios y tormentos expire en la
Cruz, sentirá, por fln, que su víctima no es mero hombre, sino Dios, y
que todos los furores que ha conjurado contra el Justo sólo ha servido
para manifestar el último esfuerzo de la misericordia que salva al
humano linaje y la justicia que para siempre quebranta y desbarata los
poderes del Averno. Este es el plan de la divina Providencia al permitir
que el espíritu del mal empañe con el vaho de su inmunda presencia el
retiro del Hombre-Dios, le dirija la palabra y eche en El sus sacrilegas
manos, examinaremos, pues las circunstancias de esta triple tentación
soportada por Jesús con el fin de aleccionarnos y esforzarnos.
NUESTROS TRES ENEMIGOS. — Tenemos tres géneros de enemigos con quienes hemos de pelear y nuestra alma ofrece tres puntos flacos,
porque: "cuanto hay en este mundo es concupiscencia de la carne,
concupiscencia de los ojos y orgullo de la vida'". Por concupiscencia de
la carne, hemos de entender el amor de los sentidos, codiciosos de los
goces de la carne, arrastra el alma, si no se tiene a raya a deleites
ilícitos. La concupiscencia de los ojos significa el amor de los bienes
de este mundo, de sus riquezas, de la fortuna, que brillan a nuestra
vista antes de seducir nuestro corazón. Por fin, el orgullo de la vida
es la confianza en nosotros mismos; nos hace vanos y presuntuosos, nos
hace olvidar que de Dios nos viene la vida y demás dones que se dignó
derramar sobre nosotros. Todos nuestros pecados manan de una de estas
tres fuentes, y las tres tentaciones que nos asaltan se proponen
hacernos aceptar la concupiscencia de la carne o la concupiscencia de
los ojos o el orgullo de la vida. El Salvador modelo nuestro en todas
las cosas, había, pues, de sujetarse a tres pruebas.
LAS TRES TENTACIONES.
— Tienta Satanás a Cristo primeramente en la carne, sugeriéndole el
pensamiento de emplear su poder sobrenatural en remediar el hambre que
le acucia. Di que estas piedras se conviertan en pan: Este consejo dá el
Demonio al Hijo de Dios. Quiere ver si el apresuramiento de Jesús a dar
satisfacción a su cuerpo denota por ventura ser un hombre flaco y
sujeto a la concupiscencia. Cuando se dirige a nosotros, tristes
herederos de la concupiscencia de Adán, lanza más atrevidamente adelante
sus sugestiones; aspira a contaminar el alma por el cuerpo, pero la
santidad soberana del Verbo no consentía osara Satanás hacer tal ensayo
de su poder tentando al hombre en sus sentidos. Es por tanto una lección
de templanza la que nos da el Hijo de Dios; y sabemos que para nosotros
la templanza es madre de la pureza, y que la intemperancia atiza la
rebelión de los sentidos.
La segunda tentación es de orgullo. Echate
abajo; los Angeles te recibirán en sus manos. Quiere saber el enemigo si
los favores del cielo han ocasionado en el alma de Jesús esa hinchazón,
esa confianza ingrata que hace que la criatura se atribuya a sí misma
los dones de Dios, olvide a su bienhechor para dominar en lugar suyo.
Queda burlado otra vez y la humildad del Redentor espanta el orgullo del
ángel rebelde.
Ensaya entonces el último esfuerzo. Acaso,
se dice, la ambición de la riqueza seduzca al que se muestra tan
templado y humilde. He aquí todos los reinos del mundo en su esplendor y
gloria; puedo entregártelos a condición de que me adores. Jesús rechaza
con desdén esa despreciable oferta y lanza de su presencia al seductor
maldito, príncipe del mundo, enseñándonos con este ejemplo a desdeñar
las riquezas de la tierra, cuando para conservarlas o adquirirlas sería
necesario quebrantar la ley de Dios y honrar a Satanás.
VICTORIA Y EJEMPLO DE CRISTO.
— Ahora bien, ¿cómo el Redentor, nuestro divino adalid, rechaza la
tentación? ¿Escucha los razonamientos de su enemigo? ¿Le deja tiempo
para descorrer ante sus ojos todas las fantasías diabólicas? Así hemos
procedido a menudo nosotros y fuimos derrotados. Conténtase Jesús con
oponer al enemigo el escudo de la inflexible ley de Dios. Escrito está,
le dice: No de sólo pan vive el hombre. Escrito está: No tentarás al
Señor tu Dios. Escrito está: Adorarás al Señor tu Dios y a El sólo
servirás. Sigamos en adelante esta gran lección. Perdióse Eva y con ella
el linaje humano, por haber trabado conversación con la sierpe
infernal. Quien coquetea con la tentación sucumbirá. En estos días
santos está el corazón más atento, las ocasiones alejadas, los hábitos
viciosos interrumpídos; y depuradas nuestras almas con los ayunos, la
oración y la limosna, resucitarán con Jesucristo; ¿conservarán empero
esta nueva vida? Todo depende de nuestra actitud en las tentaciones.
Desde el principio de Cuaresma la Iglesia asocia al precepto el ejemplo
abriendo nuestros ojos el relato del santo Evangelio. Si vivimos atentos
y fieles; fructificará en nosotros la lección; y llegados a la
solemnidad pascual, la vigilancia, la desconfianza en nosotros mismos,
la oración, con el auxilio divino que jamás falta, asegurarán nuestra
perseverancia. Celebra hoy la Iglesia Griega una de sus más grandes
solemnidades. Esta fiesta es la llamada Ortodoxia, y tiene por objeto
honrar el restablecimiento de las Imágenes sagradas en Constantinopla e
imperio de Oriente en 842, cuando la emperatriz Teodora, con la ayuda
del santo Patriarca Metodio, puso fin a la persecución de las
iconoclastas, e hizo figurar en todas las Iglesias las Imágenes santas,
que el furor de los herejes había hecho desaparecer.
Avisos de la semana
El martes es la fiesta de Santo Tomás de Aquino, patrono del Instituto.
Tendremos Misa a las 7,30 hs en la Casa de Santa Teresa de Jesús y a
las 20 hs en la parroquia de la Santa Cruz. La asistencia a una de esas
dos Misas permite ganar una indulgencia plenaria con las condiciones habituales (confesión y comunión dentro de los 8 días y oración por las intenciones del Papa). Invito a los miembros de la Sociedad del Sagrado Corazón a asistir con su cruz.
El miércoles tendremos catecismo de confirmación a las 21 hs.
El jueves tendremos adoración al Santísimo de 21,30 hs a 22,30hs.
El sábado tendremos catecismo de primera comunión a las 10 hs.
Seguimos rezando para conseguir una iglesia… la Cuaresma es un tiempo propicio para la plegaria ferviente y perseverante.