Domingo de Laetare - Avisos de la semana

La S. Trinidad vestida de rosa
Alégrate, Jerusalén: y alegraos con ella, todos los que la amáis: gozaos con alegría, los que estuvisteis en la tristeza: para que os regocijéis, y os saciéis de las ubres de vuestra consolación.

EL DOMINGO DE LA ALEGRÍA. — Este domingo, llamado Laetare, por comenzar así la primera palabra del Introito de la Misa, es uno de los más célebres del año. Este día, la Iglesia suspende las tristezas de Cuaresma; los cantos de la Misa sólo hablan de la alegría y el consuelo; el órgano, mudo en los tres domingos precedentes, se hace oír hoy; el diácono viste la dalmática, el subdiácono la túnica; y se permite sustituir los ornamentos de color morado por los de rosa. Ya vimos, en el Adviento, practicar estos mismos ritos en el tercer domingo llamado Gaudete. Esta nota de alegría que la Iglesia pone hoy en su Liturgia tiene por ñn felicitar a sus hijos por su celo. Han recorrido ya la mitad de la santa Cuaresma y quiere estimular sus energías para coronar la carrera. (Dom Guéranger)

Avisos de la semana

El miércoles tendremos catecismo de confirmación a las 9 de la noche. 
El jueves tendremos, D.m., adoración del Santísimo de las 9:30 a 10:30 de la noche. 
El sábado tendremos catecismo de primera comunión a las 11 de la mañana. 
El sábado por ser primer sábado de mes rezaremos el Santo Rosario a las 5 de la tarde en el Parque del Oeste (Paseo de Camoens)

Del 29 de abril al 2 de mayo se predicará un retiro para mujeres
Del 3 de junio al 5 de junio, peregrinación de Chartres.
Del 2 al 4 de noviembre realizaremos una peregrinación a Fátima bajo la presidencia del Cardenal Burke.

Tercer domingo de Cuaresma - Avisos


"quien no está conmigo está contra mí"

Avisos de la semana

Hoy martes 21 de marzo es la fiesta de San Benito, patrono de nuestro Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote. Hay indulgencia plenaria por asistir a la Santa Misa esta tarde en la Santa Cruz a las 20hs. con las condiciones habituales. 
El miércoles tendremos catecismo de confirmación a las 9 de la noche. 
El jueves tendremos, D.m., adoración del Santísimo de las 9:30 a 10:30 de la noche. 
El sábado tendremos catecismo de primera comunión a las 11 de la mañana. 

Del 29 de abril al 2 de mayo se predicará un retiro para mujeres. 
Del 2 al 4 de noviembre realizaremos una peregrinación a Fátima bajo la presidencia del Cardenal Burke.

Comentario de Don Guéranger: 

LA LUCHA CONTRA SATANÁS. — Pero si debemos temer mucho el poder terrible que puede ejercer en nuestros cuerpos y evitar todo contacto con él en las prácticas que preside, y que son el culto a que aspira, también debemos temer su influencia en nuestras almas. Considerad cuánto le ha costado a la gracia divina arrojarle de vuestra alma. En estos días la Iglesia nos ofrece todos los medios para salir vencedores: el ayuno acompañado de la oración y la limosna. Tendréis paz y vuestro corazón, vuestros sentidos purificados, se transformarán en templos de Dios: Pero no vayáis a creer que ya habéis aniquilado a vuestro enemigo. Está irritado, la penitencia le ha expulsado de su dominio y ha jurado tantear todos los medios para apoderarse. Temed, pues, en la recaída en el pecado mortal y para fortificar en vosotros este temor saludable, meditad el contenido de las palabras de nuestro Evangelio.
El Salvador nos enseña que este espíritu inmundo, arrojado de un alma, anda vagando por los lugares áridos y desiertos. Le devora el verse humillado y siente de antemano las torturas de este inñerno que lleva con él por todas partes del que quisiera distraerse si pudiera, perdiendo a las almas que Jesucristo rescató. El Antiguo Testamento nos habla de los demonios reunidos y que andan vagando por lugares desiertos. Así el Arcángel San Rafael relegó a los desiertos del alto Egipto al espíritu infernal que había hecho perecer a los siete maridos de Sara. Mas no siempre el enemigo del hombre se resigna a vivir alejado de la presa que ambiciona. Le impulsa el odio como al principio del mundo y se dice: "ya es hora que vuelva a la casa de donde salí". Pero no vendrá solo; quiere salir victorioso y para conseguirlo traerá, si es necesario, con él otros siete demonios peores aun que él. ¡Qué ataque prepara al alma si no está de sobreaviso y fortificada, si la paz que Dios le ha vuelto no es una paz firme! El enemigo explora la situación del lugar; con su habitual perspicacia examina los cambios que se han obrado en su ausencia.
¿Qué observa en esta alma con quien ha poco tenía amistad y su morada? Nuestro Señor nos lo dice: el demonio la encuentra indefensa, pronto a recibirle de nuevo; nada de resistencia. Parece que el alma ansiaba esta nueva visita. Entonces el enemigo, para asegurar más su conquista va a buscar refuerzos. El asalto está dado nada, se opone; y pronto en lugar de un huesped infernal, el alma recibe un tropel; "y añade el Salvador, el último estado de ese hombre es peor que el primero". Comprendamos el consejo que nos da la Santa Madre Iglesia al darnos a leer este pasaje del Evangelio.
Por todas partes hay conversiones a Dios; muchas conciencias se van a reconciliar y el Señor los va a perdonar sin medida; pero, ¿perseverarán todos? Cuando el año próximo llegue de nuevo la Cuaresma y convoque a los cristianos a la penitencia, todos estos que en estos días se van a sentir arrancados del poder de Satanás mantendrán sus almas limpias y libres de su yugo? Una triste experiencia no permite a la Iglesia esperar tal consuelo. Muchos recaerán poco después de su rescate en los lazos del pecado. ¡Oh, si se apoderase de ellos la justicia de Dios en este estado! Sin embargo esta será la suerte de muchos, tal vez de un gran número. Temamos, pues las recaídas; y para asegurar nuestra perseverancia, sin la cual de nada nos sirvió el recuperar algunos días la gracia de Dios, vigilemos en adelante, oremos, defendamos la situación de nuestra alma, luchemos; y el enemigo desconcertado por la tenacidad irá a otra parte avergonzado y furioso. 


21 de marzo - San Benito

Patrón secundario del Instituto de Cristo Rey

San Benito, capilla del seminario de Gricigliano

No antepongan nada absolutamente a Cristo

De la Regla de san Benito, abad
Cuando emprendas alguna obra buena, lo primero que has de hacer es pedir constantemente a Dios que sea él quien la lleve a término, y así nunca lo contristaremos con nuestras malas acciones, a él, que se ha dignado contarnos en el número de sus hijos, ya que en todo tiempo debemos someternos a él en el uso de los bienes que pone a nuestra disposición, no sea que algún día, como un padre que se enfada con sus hijos, nos desherede, o, como un amo temible, irritado por nuestra maldad, nos entregue al castigo eterno, como a servidores perversos que han rehusado seguirlo a la gloria.

Por lo tanto, despertémonos ya de una vez, obedientes a la llamada que nos hace la Escritura: Ya es hora de despertarnos del sueño. Y, abiertos nuestros ojos a la luz divina, escuchemos bien atentos la advertencia que nos hace cada día la voz de Dios: Si escucháis hoy su voz, no endurezcáis el corazón; y también: Quien tenga oídos que oiga lo que dice el Espíritu a las Iglesias.

¿Y qué es lo que dice? Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor. Caminad mientras tenéis luz, antes que os sorprendan las tinieblas de la muerte. Y el Señor, buscando entre la multitud de los hombres a uno que realmente quisiera ser operario suyo, dirige a todos esta invitación: ¿Hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad? Y, si tú, al oír esta invitación, respondes: «Yo», entonces Dios te dice: «Si amas la vida verdadera y eterna, guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad; apártate del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella. Si así lo hacéis, mis ojos estarán sobre vosotros y mis oídos atentos a vuestras plegarias; y, antes de que me invoquéis, os diré: Aquí estoy».

¿Qué hay para nosotros más dulce, hermanos muy amados, que esta voz del Señor que nos invita? Ved cómo el Señor, con su amor paternal, nos muestra el camino de la vida.

Ceñida, pues, nuestra cintura con la fe y la práctica de las buenas obras, avancemos por sus caminos, tomando ­por guía el Evangelio, para que alcancemos a ver a aquel que nos ha llamado a su reino. Porque, si queremos tener nuestra morada en las estancias de su reino, hemos de tener presente que para llegar allí hemos de caminar aprisa por el camino de las buenas obras.

Así como hay un celo malo, lleno de amargura, que separa de Dios y lleva al infierno, así también hay un celo bueno, que separa de los vicios y lleva a Dios y a la vida eterna. Éste es el celo que han de practicar con ferviente amor los monjes, esto es: estimando a los demás más que a uno mismo; soporten con una paciencia sin límites sus debilidades, tanto corporales como espirituales; pongan todo su empeño en obedecerse los unos a los otros; procuren todos el bien de los demás, antes que el suyo propio; pongan en práctica un sincero amor fraterno; vivan siempre en el temor y amor de Dios; amen a su abad con una caridad sincera y humilde; no antepongan nada absolutamente a Cristo, el cual nos lleve a todos juntos a la vida eterna. 

Oración
Señor, Dios nuestro, que hiciste del abad san Benito un esclarecido maestro en la escuela del divino servicio, concédenos, por su intercesión, que, prefiriendo tu amor a todas las cosas, avancemos por la senda de tus mandamientos con libertad de corazón.

Por nuestro Señor Jesucristo.

San José

“Brillan en él, sobre todo, las virtudes de la vida oculta, en un grado proporcionado al de la gracia santificante: la virginidad, la humildad, la pobreza, la paciencia, la prudencia, la fidelidad, que no puede ser quebrantada por ningún peligro; la sencillez, la fe, esclarecida por los dones del Espíritu Santo; la confianza en Dios y la más perfecta caridad. Guardó el depósito que se le confiara con una fidelidad proporcionada al valor de este tesoro inestimable”

(Garrigou-Lagrange, R., San José, Buenos Aires, 1947, p.301).

Segundo domingo de Cuaresma - Avisos


Comentario del Evangelio - Dom Guéranger

BONDAD DE JESÚS Y FLAQUEZA DE LOS APÓSTOLES. — De este modo acudía Jesús en ayuda de sus Apóstoles en vísperas de la prueba, y quería estampar profundamente su imagen gloriosa en sus almas, previendo el día en que el ojo carnal no vería en él más que flaqueza e ignominia. ¡Oh previsión de la gracia divina, que jamás falta al hombre y que justifica siempre la bondad y justicia de Dios! Hemos pecado como los Apóstoles, y como ellos hemos desaprovechado la ayuda que el cielo nos deparaba, hemos cerrado voluntariamente los ojos a la luz y olvidado el resplandor que nos había antes extasiado, y hemos caído de bruces. No hemos, pues, sido tentados por encima de nuestras fuerzas y nuestros pecados nos son en verdad cosa propia. Los tres apóstoles se vieron expuestos a tentación violenta el día en que su Maestro pareció haber perdido toda su grandeza, les era, no obstante, fácil fortalecerse con un recuerdo glorioso y reciente. Olvidados de esto se entregaron al desaliento, y no pensaron en reanimar su fortaleza con la oración; y los testigos afortunados del Tabor se mostraron cobardes y desleales en el Huerto de los Olivos. No les quedó más remedio que echar mano a la clemencia cuando triunfó de sus despreciables enemigos; y lograron el perdón del corazón generoso de su Maestro. 
CONFIANZA EN LA MISERICORDIA DIVINA. — Nosotros también acudimos a implorar esa misericordia sin tasa. Hemos abusado de la divina gracia; la hicimos estéril por nuestra deslealtad. La fuente de esa gracia, fruto de la sangre y de la muerte del Redentor, no se ha agotado para nosotros, mientras vivimos en este suelo; estemos dispuestos cada día a acudir a su refrigerio. Nos solicita a la enmienda de nuestra vida, y desciende abundosa a nuestras almas en el tiempo en que nos hallamos; mana abundantemente de los santos ejercicios de Cuaresma. Subamos al monte con Jesús; en esas alturas no se oye ya la baraúnda de la tierra. Fijemos allí nuestra tienda durante cuarenta días en compañía de Moisés y Elias, quienes como nosotros y antes que nosotros santificaron ese número con sus ayunos; y cuando el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos, publicaremos los favores con que se dignó agraciarnos en el Tabor. Exhórtanos la Iglesia en el ofertorio a meditar los divinos mandamientos. ¡Ojalá nos sea dado amarlos como los amó el profeta rey cuyas palabras relatamos!

Avisos de la semana

El jueves, adoración a las 9hs30 de la tarde en la Casa Santa Teresa de Jesús.
El viernes, catecismo de perseverancia a las 7 de la tarde. 
El sábado, catecismo de primera comunión a las 11 de la mañana.
La fiesta de San José este año se traslada el lunes 20 de Marzo. La archidiócesis de Madrid ha determinado que no sea fiesta de obligación por el traslado. 

7 de marzo - Fiesta de Santo Tomás de Aquino


Oración de Santo Tomás a la virgen Maria

«Oh santísima y dulcísima Virgen María, Madre de Dios..., encomiendo toda mi vida a tu corazón misericordioso... Alcánzame, oh dulcísima Señora mía, caridad verdadera, con la cual ame con todo mi corazón, sobre todas las cosas, a tu santísimo Hijo y, después de él, a ti, y al prójimo en Dios y por Dios»

De las audiencias del Papa Bendito XVI sobre el Santo en junio 2010.

Primer Domingo de Cuadragesima - Avisos

EL EJEMPLO DE JESUCRISTO TENTADO POR SATANÁS. (Dom Guéranger)

Cada domingo de Cuaresma ofrece como objeto principal una lectura de los santos Evangelios, destinada a iniciar a los fieles en los sentimientos que la Iglesia quiere inspirarnos durante el día. Hoy nos da a meditar la tentación de Cristo en el desierto. No hay asunto más adecuado para esclarecernos y fortalecernos que ese capital relato. Somos pecadores, nos reconocemos y deseamos expiar nuestros pecados. Pero ¿cómo caímos en el mal? Nos tentó el Demonio, y no rechazamos la tentación. Pronto cedimos a la sugestión del adversario y se perpetró el mal. Tal es nuestra historia en el pasado y tal sería en el porvenir si no aprovechamos el ejemplo con que nos brinda hoy el Redentor. Declarándonos el Apóstol la misericordia del consolador divino de los hombres, insiste sobre las tentaciones que se dignó tolerar nuestro Señor (Hebr., IV, 15 )Esa muestra de abnegación sin límites no se nos ha negado y así contemplamos hoy la paciencia adorable del Santo de los Santos; no tiene recelo ni asco en dejarse se le acerque ese repulsivo enemigo de todo bien, para enseñarnos como debemos triunfar de él.
Satanás ha vislumbrado con sobresalto la santidad incomparable de Jesús. Las maravillas de su nacimiento, los pastores convocados por los Angeles ante el pesebre, los Magos llegados de Oriente, al señuelo de una estrella; la protección que ha sustraído al Niño del furor de Herodes; el testimonio de Juan Bautista dado a favor del nuevo Profeta; todo este conjunto de hechos contrasta y choca de modo tan extraño con la humildad, la oscuridad de los treinta primeros años del Nazareno, que despierta los recelos de la serpiente infernal. El misterio de la Encarnación se llevó a cabo lejos de sus miradas sacrilegas; ignora que María es la Virgen anunciada por Isaías como madre del Emmanuel (Isaías, VII, 14.). Pero se han cumplido los tiempos y la última semana de Daniel ha iniciado su carrera, el mismo mundo pagano aguarda de la Judea un libertador y sabe todo esto el demonio. En su perplejidad osa acercarse a Jesús, esperando poder en el curso de la conversación sacar de él alguna nueva. ¿Es o no es el Hijo de Dios? Ahí está el problema. Acaso, acaso, podrá hacerle caer en alguna flaqueza; el hecho de saber si es un hombre como los demás, le tranquiliza.
PROCEDER DE CRISTO.— El enemigo de Dios o de los hombres había de quedar burlado de sus esperanzas. Se allega al Redentor, pero todos sus astutos esfuerzos se truecan en propia confusión con la sencillez candorosa y la majestad del justo, Jesús rechaza todas las embestidas de Satanás pero no da a conocer su origen celestial. Aléjase el Angel perverso sin haber sacando en limpio de Jesús, que era un Profeta fiel al Señor. Bien pronto cuando sea testigo de los desprecios, calumnias y persecuciones que lleven sobre la cabeza del Hijo del Hombre, cuando sus esfuerzos para perderle parezcan salirle sorprendentemente bien, se cegará más y más en su orgullo. Cuando Jesús saturado de oprobios y tormentos expire en la Cruz, sentirá, por fln, que su víctima no es mero hombre, sino Dios, y que todos los furores que ha conjurado contra el Justo sólo ha servido para manifestar el último esfuerzo de la misericordia que salva al humano linaje y la justicia que para siempre quebranta y desbarata los poderes del Averno. Este es el plan de la divina Providencia al permitir que el espíritu del mal empañe con el vaho de su inmunda presencia el retiro del Hombre-Dios, le dirija la palabra y eche en El sus sacrilegas manos, examinaremos, pues las circunstancias de esta triple tentación soportada por Jesús con el fin de aleccionarnos y esforzarnos.
NUESTROS TRES ENEMIGOS.Tenemos tres géneros de enemigos con quienes hemos de pelear y nuestra alma ofrece tres puntos flacos, porque: "cuanto hay en este mundo es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y orgullo de la vida'". Por concupiscencia de la carne, hemos de entender el amor de los sentidos, codiciosos de los goces de la carne, arrastra el alma, si no se tiene a raya a deleites ilícitos. La concupiscencia de los ojos significa el amor de los bienes de este mundo, de sus riquezas, de la fortuna, que brillan a nuestra vista antes de seducir nuestro corazón. Por fin, el orgullo de la vida es la confianza en nosotros mismos; nos hace vanos y presuntuosos, nos hace olvidar que de Dios nos viene la vida y demás dones que se dignó derramar sobre nosotros. Todos nuestros pecados manan de una de estas tres fuentes, y las tres tentaciones que nos asaltan se proponen hacernos aceptar la concupiscencia de la carne o la concupiscencia de los ojos o el orgullo de la vida. El Salvador modelo nuestro en todas las cosas, había, pues, de sujetarse a tres pruebas.
LAS TRES TENTACIONES. — Tienta Satanás a Cristo primeramente en la carne, sugeriéndole el pensamiento de emplear su poder sobrenatural en remediar el hambre que le acucia. Di que estas piedras se conviertan en pan: Este consejo dá el Demonio al Hijo de Dios. Quiere ver si el apresuramiento de Jesús a dar satisfacción a su cuerpo denota por ventura ser un hombre flaco y sujeto a la concupiscencia. Cuando se dirige a nosotros, tristes herederos de la concupiscencia de Adán, lanza más atrevidamente adelante sus sugestiones; aspira a contaminar el alma por el cuerpo, pero la santidad soberana del Verbo no consentía osara Satanás hacer tal ensayo de su poder tentando al hombre en sus sentidos. Es por tanto una lección de templanza la que nos da el Hijo de Dios; y sabemos que para nosotros la templanza es madre de la pureza, y que la intemperancia atiza la rebelión de los sentidos.
La segunda tentación es de orgullo. Echate abajo; los Angeles te recibirán en sus manos. Quiere saber el enemigo si los favores del cielo han ocasionado en el alma de Jesús esa hinchazón, esa confianza ingrata que hace que la criatura se atribuya a sí misma los dones de Dios, olvide a su bienhechor para dominar en lugar suyo. Queda burlado otra vez y la humildad del Redentor espanta el orgullo del ángel rebelde.
Ensaya entonces el último esfuerzo. Acaso, se dice, la ambición de la riqueza seduzca al que se muestra tan templado y humilde. He aquí todos los reinos del mundo en su esplendor y gloria; puedo entregártelos a condición de que me adores. Jesús rechaza con desdén esa despreciable oferta y lanza de su presencia al seductor maldito, príncipe del mundo, enseñándonos con este ejemplo a desdeñar las riquezas de la tierra, cuando para conservarlas o adquirirlas sería necesario quebrantar la ley de Dios y honrar a Satanás.
VICTORIA Y EJEMPLO DE CRISTO. — Ahora bien, ¿cómo el Redentor, nuestro divino adalid, rechaza la tentación? ¿Escucha los razonamientos de su enemigo? ¿Le deja tiempo para descorrer ante sus ojos todas las fantasías diabólicas? Así hemos procedido a menudo nosotros y fuimos derrotados. Conténtase Jesús con oponer al enemigo el escudo de la inflexible ley de Dios. Escrito está, le dice: No de sólo pan vive el hombre. Escrito está: No tentarás al Señor tu Dios. Escrito está: Adorarás al Señor tu Dios y a El sólo servirás. Sigamos en adelante esta gran lección. Perdióse Eva y con ella el linaje humano, por haber trabado conversación con la sierpe infernal. Quien coquetea con la tentación sucumbirá. En estos días santos está el corazón más atento, las ocasiones alejadas, los hábitos viciosos interrumpídos; y depuradas nuestras almas con los ayunos, la oración y la limosna, resucitarán con Jesucristo; ¿conservarán empero esta nueva vida? Todo depende de nuestra actitud en las tentaciones. Desde el principio de Cuaresma la Iglesia asocia al precepto el ejemplo abriendo nuestros ojos el relato del santo Evangelio. Si vivimos atentos y fieles; fructificará en nosotros la lección; y llegados a la solemnidad pascual, la vigilancia, la desconfianza en nosotros mismos, la oración, con el auxilio divino que jamás falta, asegurarán nuestra perseverancia. Celebra hoy la Iglesia Griega una de sus más grandes solemnidades. Esta fiesta es la llamada Ortodoxia, y tiene por objeto honrar el restablecimiento de las Imágenes sagradas en Constantinopla e imperio de Oriente en 842, cuando la emperatriz Teodora, con la ayuda del santo Patriarca Metodio, puso fin a la persecución de las iconoclastas, e hizo figurar en todas las Iglesias las Imágenes santas, que el furor de los herejes había hecho desaparecer. 

Avisos de la semana

El martes es la fiesta de Santo Tomás de Aquino, patrono del Instituto. Tendremos Misa a las 7,30 hs en la Casa de Santa Teresa de Jesús y a las 20 hs en la parroquia de la Santa Cruz. La asistencia a una de esas dos Misas permite ganar una indulgencia plenaria con las condiciones habituales (confesión y comunión dentro de los 8 días y oración por las intenciones del Papa). Invito a los miembros de la Sociedad del Sagrado Corazón a asistir con su cruz.
 
El miércoles tendremos catecismo de confirmación a las 21 hs.
El jueves tendremos adoración al Santísimo de 21,30 hs a 22,30hs.
El sábado tendremos catecismo de primera comunión a las 10 hs.
Seguimos rezando para conseguir una iglesia… la Cuaresma es un tiempo propicio para la plegaria ferviente y perseverante.