"Quien no está por mí, está contra mí; y quien no recoge conmigo, desparrama"
Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, ‘vaga por lugares desiertos, buscando reposo, y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí. Y
cuando la encuentra ‘barrida y adornada’, entonces va y ‘toma otros
siete espíritus peores que él, que vienen y toman posesión de la
morada’. Y, así, el postrer estado de aquel hombre resulta peor que el
primero.
La vigilancia…, porque la estrategia de
él es aquella: ‘Te has convertido en un cristiano, ve adelante en tu fe,
te dejo, te dejo tranquilo. Pero luego, cuando te acostumbras y no
vigilas tanto y te sientes seguro, voy a estar de vuelta’. ¡El evangelio
de hoy comienza con el demonio expulsado y termina con el demonio que
vuelve! San Pedro lo dijo: “Es como un león feroz, que gira a nuestro
alrededor". Es así.‘Pero, padre, ¡usted es un poco anticuado! Nos hace asustar con estas cosas...’. ¡No, yo no! ¡Es el Evangelio! Y no se trata de mentiras: ¡es la Palabra del Señor! Le pedimos al Señor la gracia de tomar en serio estas cosas. Él vino a luchar por nuestra salvación. ¡Él ha vencido al demonio! Por favor, ¡no hagamos tratos con el diablo! Él trata de volver a casa, a tomar posesión de nosotros... ¡No relativizar, sino vigilar! ¡Y siempre con Jesús!
(Cf. S.S. Francisco, 11 de octubre de 2013, homilía en Santa Marta).